
“El sol se filtró a través de la niebla.
A su paso, abrió un sendero de luz que delineó las siluetas de los árboles, las flores y los animales que, aún amodorrados, camuflaban sus formas bajo el lecho de hojas. Cual gema preciosa, el rocío brilló sobre el manto verde que, salpicado de colores, cubría la colina y la envolvía con un aura mágica.
Ni siquiera el silencio permaneció mudo; el gorgoteo melodioso del agua del manantial fluyó entre las rocas y, como las notas de un arpa, resonó en la montaña, confundiéndose con el trinar de los pequeños pajarillos de vistoso plumaje que batían sus alas.
Algunos se posaron sobre las frondosas ramas que lo rodeaban; otros alzaron el vuelo y se perdieron entre las nubes blancas.
Nació un nuevo día en el mundo de los dioses..."
¡Qué bonito, Mariam! Lo he visto, lo he sentido, he estado allí...
ResponderEliminarUn abrazo enorme, preciosa
Que preciosidad y cuanta poesía hay en tus palabras. Como siempre me sigues sorprendiendo Mariam y te doy las gracias por ello.
ResponderEliminarUn beso enorme, Carmen
¿Es de tu nueva novela?
ResponderEliminar¡Qué ilusión que a alguien le guste! A mí nunca me termina de convencer lo que escribo.
ResponderEliminarMuchisísimas gracias, Ángeles, Carmen.
Lola, la verdad es que sí era un fragmento de una escena. Pero ahora mismo la he quitado. Lo mismo de aquí a que la termine la vuelvo a añadir, ¿quién sabe? Esas escenas las iré colgando en el blog, creo.
Muchos besos a las tres
A mi también me encanta lo bonito que escribes, lo bien que combinas las palabras para que suenen tan bien, y cómo haces para que cuando leamos "veamos" tus palabras.
ResponderEliminarA eso yo le llamo talento.
Un besito,
Rosa