Título original: Sweet memories
Autora: LaVyrle Spencer
Género: romántica contemporána
Editorial: Harlequín 1986/2010
Theresa Brubaker es una joven de
veinticinco años que sufre un gran complejo a causa de sus senos,
desproporcionadamente grandes para una figura como la suya, su
cabello pelirrojo y las pecas que cubren su cuerpo. Está
acostumbrada a que los hombres no la miren jamás a los ojos, sino al
pecho, con lo que se viste con camisas abotonadas hasta el cuello
bajo chaquetas o jerseys, hunde los hombros o se esconde cada vez que
puede detrás de su violín. En definitiva, es una joven
terriblemente acomplejada.
Con motivo de las vacaciones
navideñas, Jeff, su hermano menor, que se encuentra realizando el
Servicio militar, regresa a Minneapolis a pasar unos días, pero no
lo hace solo, sino acompañado de su compañero y amigo Brian
Scanlon. Desde el primer encuentro entre ambos, en el aeropuerto,
Brian se muestre amable y considerado con Theresa. Y, para sorpresa
de ésta, ni entonces ni más tarde es capaz de sorprenderlo
estudiando sus pechos como le sucede siempre ante un hombre
desconocido.
La realidad es que Brian conoce por Jeff los
complejos que sufre Theresa y trata de ser respetuoso y cariñoso con
ella para evitar incomodarla. Además, desde su llegada a
Minneapolis,se percata que Jeff trata de propiciar un acercamiento
entre su hermana y él, algo que no desagrada en absoluto a Brian,
pues se siente muy atraído por la joven.
Poco a poco va
ganándose la confianza de Theresa y entre ellos nace un sentimiento
muy especial. Pero acabadas las vacaciones, Brian y Jeff regresan al
cuartel y la separación es irremediable. Y desde ese momento, Brian
y Theresa comienzan una relación a través de cartas pero acuerdan
que, al cabo de seis meses, acabado el Servicio militar de los
jóvenes, se reencontrarán en Minneapolis para continuar su
relación. Algo que emociona y asusta a partes iguales a Theresa.
A
pesar del poco tiempo que han pasado juntos, tanto Brian como Theresa
no tardan en reconocer que se han enamorado. Pero los complejos de
Theresa son un difícil escollo entre ellos. Y, mientras Brian,
finaliza su adiestramiento militar, Theresa se plantea una decisión
drástica que puede cambiar su vida para siempre y, tal vez, su
futuro con Brian.
Dulces recuerdos es una historia de
confianza, aceptación y valor, pero también esconde mucho dolor y
complejos, y es una historia de amor, respeto y valores familiares.
El papel de la familia está muy presente en toda la novela, es uno
de los puntales sobre los que se sustenta, algo que encontramos con
frecuencia en los libros de Lavyrle Spencer.
La historia de amor
de Theresa y Brian me ha parecido preciosa, pues nos cuenta cómo una
mujer que odia su cuerpo debe vencer el mayor de sus miedos por amor
y cómo un hombre, con su paciencia, dulzura y confianza debe
ganársela y ayudarla a vencerlos.
A pesar de ser una novela que
no es muy extensa, creo que describe maravillosamente las fases por
las que pasa la pareja protagonista. Cómo poco a poco se van
sintiendo atraídos el uno por el otro, cómo a pesar de las dudas y
miedos lo reconocen, cómo comienzan a conocerse a través de sus
cartas.
Creo que es una historia muy humana, que logra conmover
fácilmente porque sus protagonistas son personas muy cercanas y
corrientes, por las que es fácil sentir empatía.
Me ha
sorprendido mucho la evolución de Theresa. Al comienzo de la novela
es una joven que ha renunciado al amor, a la ropa bonita, a bailar...
a tantas cosas que damos por sentadas en la vida que no nos
percatamos qué sucede cuando no es así para otras personas. Al
leerlo y ver cómo su problema ha imposibilitado a Theresas -además
de sus complejos- llevar una vida normal y corriente para una joven
de veinticinco años, te das cuenta del sufrimiento que conlleva.
Todo ello le lleva a plantearse una decisión difícil, que despierta
muchas dudas y miedos.
El personaje de Brian me ha parecido
sencillamente encantador. Me ha sorprendido mucho, pues es un hombre
muy joven pero de gran madurez y sensibilidad.
Como comento
antes, en Dulces recuerdos reina ese ambiente familiar tan propio de
las novelas de Lavyrle Spencer, con lo que Jeff y Amy, los hermanos
de Theresa, junto a Margaret y Willard, los padres, son personajes
con gran peso en la trama. Con frecuencia los vínculos entre ellos y
sus sentimientos quedan patentes en la rutina del día a día, con
gestos, en conversaciones...
Me ha parecido especialmente bonita
la relación de Theresa con Amy, una adolescente de catorce años que
actúa en ocasiones como la hermana mayor.
Otro aspecto muy
característico del libro es la música. Jeff y Brian forman parte de
un grupo musical y una vez acabado el Servicio militar quieren forman
una banda en Minneapolis. Theresa por su parte es profesora infantil
de música y toca el violín. Así que con frecuencia en la novela
encontramos pinceladas musicales, melodías que se repiten hasta casi
parecer que las oyes en tus oído, letras de canciones que describen
el alma de los personajes...
En definitiva, Dulces recuerdos
es una novela de Lavyrle Spencer, con lo que eso conlleva. Sin
embargo, al ser más corta, la historia se centra mucho más en los
personajes, la ambientación aunque es excelente -con ese toque que
le imprime esta autora- es menos descriptiva a lo que estamos
acostumbradas de otras novelas como Los dulces años o Juegos de
azar.
Es una lectura amena y muy tierna que, al menos a mí, me ha
dejado con una opresión en pecho en ocasiones, en otras me ha hecho
reír y, sin duda ninguna, pasar un muy buen rato. Creo que es una
novela romántica que transmite mucho más que una historia de amor,
habla de valores como el respeto y la confianza, de complejos y
riesgos.
En mi opinión es una novela preciosa, sencilla y muy
humana que sin demasiadas pretensiones, te deja con una sonrisa en
los labios.
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