Título original: Wedding of the season
1º Abandonadas en el altar
Laura Lee Guhrke
Género: Romántica histórica
Editorial: Esencia Noviembre 2012
Avon Diciembre 2010
1º Abandonadas en el altar
Laura Lee Guhrke
Género: Romántica histórica
Editorial: Esencia Noviembre 2012
Avon Diciembre 2010
Me confieso una de las lectores fieles
y leales de Laura Lee Guhrke. No hay una novela suya que no lea; no
hay ni una sola de la que piense “ésta no me atrae”. Me tiene
conquistada su prosa ágil, elegante y en ocasiones divertida; me
llega al corazón con la manera tan fácil y sutil como te deja con
las emociones a flor de piel. Sí, en definitiva, ¡me encantan sus
novelas!
Y como no podía ser de otra forma, una
vez más he disfrutado, me he emocionado e incluso reído con una
nueva novela: La boda de la temporada. Novela que da comienzo a una
nueva saga, Abandonadas en el altar. Como curiosidad tengo que
destacar que esta saga nace de Las chicas de Little Russell o Las
solteronas. Es lo que se dice en inglés un “spin-off”.
A estas alturas, después de tantas y
tantas novelas leídas, tal vez sea difícil encontrar una que te
sorprenda, de la que puedas decir “es diferente”. También porque
la realidad es que a veces no son muy diferentes. Pero Laura Lee
Guhrke siempre lo consigue. Al menos a mí me lo parece. Es la
sensación que me queda novela tras novela.
El punto de partida de La boda de la
temporada puede que, a priori, no sea muy novedoso. Will y Beatrix se
conocen de toda la vida. Eran vecinos y con el tiempo se hicieron
amigos. Pertenecían al mismo círculo social. Se enamoraron cuando
aún eran niños y en cuanto tuvieron la edad apropiada, Will le
pidió en matrimonio. Todo parecía perfecto, uno de esos enlaces
destinados a ocurrir para unir dos antiguas familias, pero poco antes
del matrimonio Will recibió una propuesta a la que no supo ni pudo
negarse: unirse a una expedición arqueológica en Egipto.
Lo cierto es que Will siempre fue un
apasionado de la arqueología. Tal vez fuera un interés muy poco
propio de un duque (en aquel entonces el marqués de Richfield), pero
sus inquietudes no estaban en el ducado de Sunderland ni en la Cámara
de los Lores. Al contrario, las obligaciones de los nobles le
asfixiaban. Así que cuando se le presentó la oportunidad de hacer
realidad su sueño, quiso que Beatrix, su prometida, le acompañara.
Pero ella no aceptó.
Al contrario que Will, Beatrix Danbury
siempre tuvo muy claro cuál era el papel que iba a desempeñar en la
vida. Siendo hija de un noble, se la educó para convertirse en la
esposa perfecta asumiendo sus responsabilidades y obligaciones, no
como hizo su madre que huyó con un amante a París para dedicarse a
su pasión: la pintura.
Pero seis años más tarde, cuando por
fin Beatrix ha superado el dolor por la ruptura de su compromiso,
cuando está a punto de casarse con el apuesto duque de Trathen, un
hombre con el que le une una visión de la vida muy similar, afecto y
un profundo respeto, Will regresa a Inglaterra. Cuando Beatrix se
encuentra con él, literalmente, pasa de largo y lo deja a su suerte
en un solitario camino. Esta vez está decidida a casarse, esta vez
su boda no será suspendida. Nada ni nadie se lo impedirá.
Puede que el argumento no brille por su
originalidad, pero lo cierto es que a mí me ha parecido una novela
diferente, dulce, divertida y romántica, y la he terminado con una
sonrisa en los labios. Es una de las historias de Laura Lee Guhrke
con las que más me he divertido y emocionado y, también, una de las
que más en vilo me ha mantenido. Lo cierto que ha habido momentos en
que no podía imaginar cómo iba a terminar la historia, a pesar de
que, de algún modo, puedes suponerlo. Porque el final debe ser
feliz, pero con estos protagonistas todo podía pasar.
Una de las razones por las que esta
novela pasa a ser una de mis preferidas -con esto no quiero decir ni
mucho menos que sea la mejor de esta escritora, pero a mí es una de
las que más me han gustado- es la época en que transcurre.
No es una novela de La Regencia. La
novela tiene lugar entre los años 1896 y 1901. Recuerdo que la
propia Laura Lee Guhrke comentó en una entrevista que le apetecía
mucho escribir una novela romántica ambientada en los años 20, pero
que, de momento, los editores le habían pedido que continuara
escribiendo sobre La Regencia.
No se si esta saga sea un primer paso
para dejar atrás las historias en La Regencia, porque desde luego a
mí el resultado me ha entusiasmado. Con lo que espero que algún día
escriba esa novela ambientada en los años 20. Si La boda de la
temporada es un adelanto, yo desde luego la leería.
La primera que aparece Beatrix en La
boda de la temporada lo hace conduciendo un coche. La historia tiene
lugar en una época en que la modernidad comienza a asomar la cabeza,
con la aparición de los primeros coches. Y Lady Beatrix, educada
para convertirse en la perfecta esposa de un duque, conduce uno. Pero
pese a ello, Beatrix sigue siendo el epítome de la hija de un noble.
Conducir es una válvula de escape, una vía a la que su excéntrica
y poco convencional prima Julia, la arrastra y al hacerlo, Beatrix se
percata de cuanto le gusta.
Y como la época misma, Beatrix es una
mujer dividida entre las ancestrales tradiciones y la rigurosa
educación recibida, y un mundo lleno de posibilidades más allá de
su alcance.
Por el contrario Will que regresa
convertido en el duque de Sutherland, lo hace nada más que para
cumplir con algunas obligaciones y recaudar más fondos para
continuar con las excavaciones en Egipto. Cree estar a punto de
desenterrar la tumba de Tutankamon. Desgraciadamente el ducado le ha
dejado más deudas que beneficios y tiene que encontrar un
benefactor, alguien dispuesto a invertir en la excavación aunque la
idea le desagrada.
Sin embargo, y a pesar de tener muy
claros sus planes, cuando se reencuentra con Beatrix vuelven a
aflorar sentimientos largamente enterrados y con ellos
recriminaciones y sueños nunca olvidados.
Otra de las razones por las que me ha
conquistado La boda de la temporada son sus protagonistas. En
apariencia son un hombre y una mujer que se comprometieron tanto
porque era lo que se esperaba de ellos como por amor. Por nacimiento,
eran la pareja perfecta, pero además fueron bendecidos con el amor.
Sin embargo bajo la superficie son personas que anhelos e ideales,
tal vez, poco compatibles. Beatrix sigue las normas, las acepta y no
se rebela. Will persigue un sueño y sabe que su felicidad está
entre las ruinas de una excavación, no en su ducado. Pero seis años
lejos de Beatrix le hacen pensar en muchas cosas y, sobre todo, en
ella. ¿Vencerá el amor o los convencionalismos sociales? ¿Podrá
más el deseo de una vida juntos que una vida de aventuras?
Confieso que ha llegado un momento en
que entendía tanto a Beatrix como a Will. Ésa es otra de las
razones por la que he disfrutado tanto leyendo esta historia, puedes
ponerte en la piel de los dos.
Si la novela no cuenta con suficientes
razones para atraparnos en una vorágine de dudas, encuentros y
desencuentros, la presencia de Aidan, el duque de Trathen, añade
más. Porque aun siendo el tercero en discordia, lo cierto es que es
un hombre leal, honrado, serio y responsable, quien, al contrario que
Will, tiene la convicción de saber qué debe hacer y cuál es su
deber para con su título. Es por tanto, en algunos aspectos, más
afín a Beatrix que el propio Will. Pero en este triángulo
intervienen también los deseos y sentimientos. Y cuando Will,
Beatrix y Aidan terminan pasando unos días en una casa de campo,
propiedad del marqués de Marlowe (el protagonista de Y entonces él
la besó), los acontecimientos se desarrollan de un modo un tanto
inesperado. Obligados a convivir bajo el mismo techo, Beatrix se
encuentra junto a su actual prometido y el anterior. Evidentemente
aquí transcurrirán muchas cosas que marcarán el curso de la
historia, aunque el final sigue siendo tan incierto o más que al
comienzo.
Como menciono al principio esta saga
está relacionada con la de Las chicas de Little Russell. En La boda
de la temporada aparecen algunas de las antiguas solteronas, como
Emma, ahora la marquesa de Marlowe, a las que les une una amistad
tanto con Beatrix como Julia.
La boda de la temporada es una novela
refrescante, divertida, emotiva y romántica que nos traslada a
principios del siglo XX. Nos describe una sociedad en la que con el
cambio de siglo se producen grandes avances. La sociedad cambia, así
como las personas y es en ese marco -en mi opinión tan atractivo y
lleno de posibilidades- en el que se desarrolla la historia de
Beatrix y Will. Una historia de segundas oportunidades y de nuevos
comienzos; una historia dividida entre dos mundos y dos realidades.
En definitiva, una lectura con la que he disfrutado muchísimo y que
estoy segura releeré en un futuro muy cercano.
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