Título original: Heart of ice
Autora: Diana Palmer
Género: Romántica contemporánea
Editorial: Harlequín/Julia
Año publicación: 2004
¿Cómo podría demostrarle
que nadie la había amado jamás?
Lo último
que Kati, escritora de novelas románticas, deseaba en el mundo era
pasar las navidades con el exasperante hermano de su compañera de
piso. Un ranchero de Wyoming como Egan Winthrop se sentía tan
perdido en Nueva York como ella se habría sentido en mitad del
campo.
Lo que Kati
no preveía era que los increíbles besos y abrazos de aquel hombre
no tardarían en dejarla completamente indefensa. Y aquella
invitación para visitar su rancho no era otra cosa que un chantaje
de lo más sensual. En muy poco tiempo, ella había entregado su
corazón con la pasión de las heroínas de sus propias novelas.
Esta
novela la leí en la época en que descubrí a Diana Palmer y me
enganché a sus historias. Era una novedad para mí y, sin saber muy
bien explicar por qué me atrapó, lo cierto es que leí muchas de
las novelas de esta autora. Además una detrás de otra. Centrándome
en ésta en concreto, lo primero que me llamó la atención de
Corazón indomable fue que la protagonista fuese escritora de novelas
románticas. No necesité más alicientes. Me picó la curiosidad y,
si bien la novela no la considero una gran y maravillosa historia, la
recuerdo bastante divertida. Divertida en la línea de Diana Palmer.
Es decir que, al menos a mí, no me hace destornillarme de risa, pero
sí me divierte de un modo casi infantil.
Es
una novela que reúne los elementos que conforman una novela de Diana
Palmer. Con todo lo que ello conlleva. Pero ésta en concreto nos
presenta a una protagonista respondona que se enfrenta al duro
ranchero de turno. A mí eso, por tratarse de esta autora, me hace
bastante gracia pues en muchas de ellas lo que he encontrado con
mujeres tímidas, apocadas y lloronas.
Kati
es escritora de novelas románticas, una profesión que mantiene en
secreto durante gran parte de la novela. Especialmente es algo que
quiere ocultar al hermano de su compañera de piso. Egan Winthrop es
un ranchero un poco malhumorado -o eso parece pues cada vez que están
juntos no deja de gruñir- que se hace de ella una idea muy
equivocada de ella durante el tiempo que pasa en Nueva York en el
piso de las dos chicas. Claro que tampoco es de extrañar, puesto que
Katie no deja de hacer insinuaciones y alardes sobre su vida sexual,
su opinión sobre las relaciones de pareja y el amor.
Lo
primero que debo decir sobre los tiras y aflojas entre Katie y Egan
es que aun resultando un tanto divertidos -mentiría si dijera que no
me han hecho gracia en ocasiones- pero me parecen un tanto
infantiles. Algo que también me ha ocurrido con otras novelas de
esta autora. Más que dos adultos discutiendo o chocando, parecen dos
adolescentes empecinados en ser más ingenioso que el otro o en decir
la última palabra. Podría decirse que, naturalmente, la opinión
que se hacen el uno del otro no es muy buena. Y ése el es punto de
discordia durante toda la novela. Ése y la atracción que surge
entre ellos. Pues al fin y al cabo son un hombre y una mujer que se
siente muy atraídos por el otro.
Aunque
se conocen en Nueva York, donde Katie reside, más tarde Egan la
invita a su rancho, así que gran parte de la novela transcurre en un
rancho. Y la atracción que nació en Nueva York renace.
Ciertamente
no puedo decir que Corazón indomable sea una novela que me haya
sorprendido. Sí divertido, exasperado y entretenido. Es una historia
sencilla, como suelen serlo la gran mayoría de las escritas por esta
autora, protagonizada por un ranchero de ideas claras y conservadoras
y una joven e inocente escritora de novelas románticas que cae
rendida ante el atractivo ranchero.
La
autora juega un poco con los prejuicios que Egan muestra hacia Katie
por el desinhibido estilo de vida que se supone que lleva y con
algunos de los estereotipos que se asocian con las lectoras de
novelas románticas. Pero al final, Corazón indomable y la historia
de amor de Katie y Egan no es sino otro choque de personalidades, de
educación, costumbres y los prejuicios que uno y otro se forman
sobre el otro. Desde luego son polos opuestos y da lugar a una
historia sencilla, sin sobresaltos ni misterios, en la línea de las
novelas de Diana Palmer.
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