Título original: So wild a heart
1º Aincourt
Autora: Candace Camp
Género: Romántica histórica
Editorial: Harlequín
Año publicación: 2002/2011
Durante
generaciones una maldición ha pesado sobre los Aincourt. Ninguno de
ellos ha encontrado la felicidad. Y aunque están destinados a
casarse con el hombre o la mujer adecuados, elegidos por sus padres
-nunca con aquellos a quienes amen- no pueden evitar sentirse
desdichados.
El
joven Conde de Ravenscar no es la excepción.
Desde
muy joven, en la vida de Devin sólo ha habido lugar para juergas,
borracheras y burdeles. La única mujer que ha estado de un modo
permanente en ella es su amante, la bellísima pero malvada Leona.
Devin
no piensa en el matrimonio. Ante la imposibilidad de casarse con
Leona -que ya está casada- y tras una aventura de juventud que lo
dejó marcado de por vida, ha decidido no casarse. Ni siquiera por
decreto de su madre.
Pero
las propiedades de los Aincourt necesitan reparaciones y sus finanzas
una inyección de capital, lo que significa que es imperioso que se
case.
El
problema está en que ¿quién en su sano juicio querría casarse con
ese diablo de Devin Aincourt? La solución es fácil: casarse con una
heredera americana que, ávida de ser condesa, pase por alto la
nefasta reputación de Devin y su estilo de vida disoluto y calavera.
Y
entra en escena Miranda Upshaw.
Miranda
Upshaw es una joven un tanto atípica, si se piensa en ella como en
una futura condesa. Es independiente, autosuficiente y muy
inteligente. Es un as de los negocios, de hecho ayuda a su padre y
toma muchas de las decisiones que se requieren en el manejo de estos.
Cuando su padre le habla de la posibilidad de casarse con Ravenscar y
convertirse en condesa se niega. No está dispuesta a convertirse en
un objeto decorativo en la vida de ningún hombre, ni que éste tome
el control de su fortuna y la dilapide. Aún así acepta conocerlo,
pensando en la futura presentación en sociedad de su hermanastra
Verónica. Sin embargo, el endemoniado Conde tiene la desfachatez de
no asistir a la reunión organizada con ese fin. Pero aunque Miranda
despotrica contra él y decide no verlo nunca, poco después, por
casualidad, conoce al Conde. Y no sólo eso, sino que le salva de
recibir una paliza o incluso la muerte. Pero lo peor de todo es que,
después de ese desafortunado primer encuentro, nace una atracción
sin límites hacia él.
Corazones
salvajes es la novela con la que da comienzo la trilogía de los
Aincourt, de la autora Candace Camp. Leí por primera vez esta
historia hace años y, recientemente, aprovechando la reedición de
la saga he vuelto a leerla.
Aunque
el argumento no es muy novedoso, en el sentido que son muchas las
novelas que hemos leído que parten de un matrimonio concertado entre
un noble calavera y una rica pero excéntrica heredera americana, la
temática es una de mis predilectas. Disfruto enormemente con una
novela donde los protagonistas se casan sin amor, por obligación.
Pero
en este caso sí que existe una profunda atracción entre ellos. Para
saber si será base suficiente o no para que el matrimonio se
consolide hay que leer la novela, claro está.
Me
gustan mucho las novelas de Candace Camp, me gusta ese estilo
sencillo pero conmovedor del que hace gala y me ha gustado, más que
en la lectura anterior, Corazones salvajes.
Sin
embargo, aunque a priori es Devin, el conde diablo (un juego de
palabras por la similitud en inglés entre devil y Devin) es el
personaje más atractivo, a mí me ha llamado más la atención
Miranda. No es que nos muestre un perfil de heroína romántica que
rompe con ningún estereotipo, pues aunque se supone las jóvenes de
esa época debían ser recatadas y sumisas, son muchas las
protagonistas que nos han demostrado que no necesariamente debían
ser así. Pero su carácter aventurero e intrépido ofrece el
contrapunto perfecto para el torturado Devin.
Devin...
bien, realmente no me ha parecido el diablo que se prometía, sino
más bien un alma atormentada necesitada de redención.
Y
luego, claro está, encontramos el tercer vértice del triángulo: la
malvadísima amante. Si añadimos un secreto del pasado, algunos
personajes secundarios que nos dejan vislumbrar algo de las próximas
novelas, el resultado es Corazones Salvajes.
Ciertamente
con este tipo de protagonistas la trama resultante no es que sea
sorprendente, pero sí la he encontrado amena y me ha ido atrapando
más y más según pasaba las páginas. Además, si a esto le sumamos
la pluma de Candace Camp, la dulzura y ese toque agrio que tan bien
sabe introducir, el resultado lo describiría como bueno.
No
es ni mucho menos la novela que más me ha gustado de esta escritora,
tan lejos de las maravillosas La decisión de Juliet y Pasión otoñal
-dos de las novelas suyas que más me han calado y más veces leído-
y menos buena (en mi opinión) que las dos novelas que la siguen:
Corazón escondido y Secretos del corazón. Pero, a pesar de todo, la
considero una buena novela, bonita y entretenida, aunque no sorprenda
en demasía.
Una
lectura fácil y agradable.
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