Título original: The Duke and I
1º Bridgerton
Autora: Julia Quinn
Género: Romántica histórica
Editorial: Titania
Año publicación: 2004
Daphne Bridgerton está más que harta
de los intentos, por otra parte nada sutiles, de su madre para
encontrarle marido. Pese a que adora a su madre y sabe que ésta obra
con la mejor de las intenciones, la temporada está resultándole
agotadora en sus intentos por deshacerse con más o menos tacto de
sus pretendientes.
Ninguno de los caballeros que le son
presentados y que muestran interés en Daphne le agradan. Todos
tienen algún defecto o algo que le saca de quicio. Ya ha perdido la
esperanza de encontrar a su futuro marido, con lo que sólo intenta
capear el temporal y desalentar a los insistentes enamorados. A veces
ni siquiera las buenas palabras bastan para desalentar al
pretendiente en cuestión y Daphne se ve obligada a emplear medidas
más drásticas. Es en uno de estos intentos desperados, a fuerza de
golpes, que Simon Basset, el duque de Hastings, sorprende a la bella
Daphne Bridgerton.
Huyendo de las matronas empeñadas en
pasar ante sus narices a sus hijas casaderas, el huraño Simon,
abandona la sala de uno de los interminables bailes de temporada. En
su huida se encuentra con una joven, atrapada entre los brazos de un
hombre, su pretendiente. Dudando cómo obrar, cuando se decide a
intervenir, es tarde, la misma muchacha ha golpeado al atolondrado
enamorado dejándolo inconsciente.
Divertido y sorprendido se acerca a
ésta y descubre a una hermosa joven. La sorpresa es mayúscula para
él cuando se entera que la aguerrida muchacha, no es otra que
Daphne, la hermana de su querido amigo Anthony, compañero de
estudios, juegos y juergas durante años.
Daphne y Simon se percatan de que ambos
se encuentran en la misma situación desesperada, son perseguidos
por la obligación de contraer matrimonio, así que idean un plan:
fingirán un compromiso que les otorgará a ambos tranquilidad, un
compromiso que se romperá más adelante, pero que al menos les
proporcionará unos meses de libertad.
Anthony recela del inminente compromiso
de Simon con su hermana, más aún conociendo a ambos y el pasado
disoluto de su amigo, con lo que decide que lo vigilará muy
estrechamente. Es su amigo, y como tal conoce su aversión al
matrimonio, pero no está dispuesto a que hiera los tiernos
sentimientos de su hermana.
Anunciando el compromiso Daphne y Simon
creen tener la situación bajo control, pero algo imprevisto, algo
que ninguno de los dos ha tenido en cuenta a la hora de elaborar sus
planes, da al traste con tan brillante estrategema: el amor.
Desde la cuna a Daphne le han inculcado
que no debía aspirar a menos que un matrimonio por amor, tal como
fue el de sus padres, pero la chica no ha conocido al hombre que le
haga desear casarse ni que le haga sentir lo que trasluce de las
palabras de su madre sobre el amor.
Tras soportar las atenciones de
innumerables pretendientes, no está preparada que descubrirse
enamorada del único hombre que le ofrece un compromiso ficticio: el
seductor duque de Hastings. El que sea amigo de su hermano mayor,
Anthony, le facilita mucha información sobre éste. Daphne no se
engaña, sabe que pese a que ella lo ame con todo su alma, Simon no
está preparado ni dispuesto a lo mismo. Pero la joven no ceja en su
empeño de enamorar al que sabe es su verdadero amor, ése del que su
madre siempre le ha hablado.
Pero tras una infancia marcada por
la más triste soledad y el mayor de los desprecios, Simon se ha
convertido en un hombre hermético y solitario. Lo que le ha llevado
a no desear ni buscar compromisos ni relaciones duraderas con nadie,
menos con una mujer. La difícil relación con su padre, el difunto
duque, que lo repudió a causa de su tartamudez, dio paso a un adulto
resentido y desconfiado, que ha evitado siempre ser el centro de
atención. Pero tras la muerte del Duque pasa inevitablemente a serlo
como el heredero de su título y bienes. ¿Y cuál es la obligación
del Duque de Hastings?
Conseguir esposa y engendrar a su
heredero.
Algo que Simon se niega a hacer. No le
gustan las reuniones sociales, ni los bailes y mucho menos saberse el
objeto de atención de las elegantes damas de sociedad, ávidas por
convertirse en la próxima duquesa de Hastings.
Al conocer a Daphne e idear ese alocado
compromiso ficticio cree haber logrado un respiro, pero pronto
descubre que la joven despierta en él sentimientos que no debería
sentir. Los fantasmas de su pasado, de los que no logra
desembarazarse, le impiden aceptar la bendición de ese amor que
Daphne le ofrece y la oportunidad de una vida feliz a su lado.
El Duque y yo es la primera de las
novelas de la saga Bridgerton, en la que Violet Bridgerton, la
matriarca de la familia Bridgerton, no ceja en su empeño de que sus
siete hijos consigan lo que ella compartió con su difunto marido: un
matrimonio por amor. Daphne es su primer objetivo, siendo la mayor de
las chicas Bridgerton, Violet considera que ya posee edad suficiente
para formar su propia familia. Y aunque sus intentos no han dado los
frutos deseados, no pierde la esperanza.
La noticia del compromiso de Daphne con
Simon le inquieta un poco, dada la fama de mujeriego y seductor de
éste, pero siendo amigo de Anthony , aún le queda la esperanza de
reforma del calavera.
Aunque la trama de El Duque y yo, a
estas alturas y después de tantas novelas ambientadas en La Regencia
publicadas, no es nueva, sí que es diferente por la pluma de Julia
Quinn.
Esta autora entremezcla en sus páginas
una historia repleta de amor, ternura, traumas de la infancia, y
mucho humor en una novela entretenida de principio a fin.
Daphne jamás ha conocido el amor, pero
reconoce ese sentimiento tras comprometerse con Simon y tratarlo a
diario. Simon no desea casarse ni tener hijos nunca. Tras su infancia
desgraciada no desea dar lo mismo a ninguna criatura. Además no cree
en el amor, ni sabe como encarar a Daphne cuando la muy insensata
cree amarlo. ¿A él?
Sin duda, El Duque y yo es una de mis
novelas preferidas dentro de la saga de los Bridgerton. La relación
entre Daphne y Simon es simplemente tierna, sensual e inolvidable. El
carácter de los Bridgerton es muy palpable y está muy presente a lo
largo de toda la novela, mostrándose como un clan unido, que se
respeta, quiere y defiende con uñas y dientes.
Simon, por el contrario, no ha conocido
jamás esa lealtad, ese amor y es incapaz de aceptarlo, lo hace débil
y vulnerable, o eso cree él. Sólo Daphne puede demostrarle lo
contrario.
La novela está plagada de escenas
divertidas, protagonizadas por los diferentes hermanos Bridgerton, e
ironizando sobre el carácter entrometido y cotilla de la sociedad
londinense, siempre reflejado en Lady Whistledown que narra
puntillosa y fidedignamente todo cuanto acontece durante el
compromiso de Daphne Bridgerton y el Duque de Hastings.
Mordaz, irónica e irreverente esa
figura misteriosa parece estar al tanto de todo cuanto sucede en
Londres y lo refleja regularmente en su panfleto, convirtiéndose en
motivo de críticas pero también en la publicación más esperada y
leída a lo largo de la temporada.
Las dificultades para hablar que Simon
tuvo en su infancia y todo lo que eso le supuso: la soledad y el ser
repudiado, lo han convertido en el hombre solitario y huraño que es
en la actualidad, algo que sólo el amor puede curar. De ahí hasta
que el esquivo Duque de Hastings comprenda que Daphne es la única
mujer capaz de curar esa soledad está El Duque y yo, una historia
que recomiendo encarecidamente a las enamoradas de la novelas de La
Regencia.
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