Título original: Lessons in French
Autora: Laura Kinsale
Género: Narrativa/Romántica histórica
Editorial: Plaza & Janés
Año publicación: 2010
Trevelyan y Callie fueron amigos de la
infancia que compartían el gusto por la aventura, hasta el aciago
día en que el padre de ella los descubre abrazados en las cocheras
y, en un ataque de cólera, lleva a Trevelyan a la ruina. Nueve
largos y solitarios años más tarde, Trevelyan regresa. Callie
descubre que aún tiene el don de hacer que su sangre hierva y de
llenar su vida de emoción, pero no puede darle aquello que ella más
desea: él mismo.
Para Trevelyan, Callie es un rayo de
luz en un mundo de oscuridad y negados. Antes de poder armarse de
valor para despedirse definitivamente de todo, está decidido a
arrastrarla a una última y fatídica aventura solo para ellos dos.
De todas
las novelas que a fecha de hoy he leído de Laura Kinsale, creo que
El profesor de francés es una de las menos oscuras. No sé si
calificarla de “más ligera”, al principio sí me lo pareció
pero a medida que avanza la historia, no me resultó tan sencilla
como me las prometía, pero sí es cierto que desde mi punto de vista
se aleja bastante de la gran mayoría de novelas anteriormente
publicadas. En cualquier caso y antes de explicar por qué, decir que
me ha gustado mucho esta historia.
Además las novelas de Laura
Kinsale podrán gustarme más o menos, pero nunca podría decir que
no es una buenísima escritora, más que buenísima, me parece
magnífica por varias razones. Nunca tengo la sensación de estar
leyendo la misma historia una y otra vez, le confiere un rasgo
distintivo que la marca como suya; la ambientación está
magistralmente retratada; los personajes están muy vívidamente
perfilados y, por último y para mí no menos importante, la
narración es impecable.
El profesor de francés está
ambientada en la Inglaterra del siglo XIX, la protagonista Lady
Callista es una joven que ha estado comprometida tres veces y las
tres veces ha sido abandonada antes de la boda. No es la típica
belleza inglesa y, además, es un poco excéntrica: adora el ganado,
especialmente a su toro Hubert. Dicho así, sé que la sensación que
transmito es la de una novela atípica, pero a medida que leí las
peripecias que Trev y Callista viven a causa de esta excentricidad,
la historia me fue divirtiendo y atrapando de principio a fin.
La
historia de amor que nos cuenta, la de Trev y Callista, es la de un
reencuentro. Un primer amor frustrado que, pasada la adolescencia y
alcanzada la madurez, ambos viven de diferente manera pero también
con temor e inseguridad. Las novelas de segundas oportunidades y
reencuentros me gustan, así que con esto ya me tenía bastante
ganada, pero poco a poco los personajes, el entorno y las intrigas y
aventuras que viven me hicieron pasar un muy buen rato y dejarme con
una sensación muy especial.
El misterio al que juega sobre el
pasado de Trevelyan, el duque de Monceaux, creo que es una de las
bazas más importantes de Laura Kinsale. Qué le sucedió en la
guerra, si ha recuperado o no sus posesiones, por qué no lucha por
recuperar a Callista son algunos de los interrogantes que me
mantuvieron en vilo. Además, uno de los rasgos de Trev que me sedujo
porque no es frecuente que encontremos en otros protagonistas de
novelas, sobre todo nobles, ambientadas en épocas aproximadas, es su
inseguridad por merecer a Cally. A pesar de su apariencia arrogante,
de su atractivo físico, de sus mentiras y trampas, Trev me parece un
personaje muy vulnerable. Tal vez más que Cally. Y eso es algo que
creo nos aleja de unos personajes y una historia que podrían ser
estereotipadas pero que no es así.
Además ese punto cómico
que encontramos en muchos momentos con relación a Hubert, al
comandante Sturgeon -el primer pretendiente que abandonó a Cally-
que reaparece dispuesto a volver a conquistarla, a sus
enfrentamientos con Trev, incluso la duquesa Monceaux, una mujer
frágil y enferma que en muchas ocasiones ha puesto la nota divertida
o coherente en la novela y han logrado hacerme sonreír.
Tal vez
decir de una novela de Laura Kinsale que es divertida, que me ha
hecho sonreír a menudo, que es amena, que se aleja de otras
historias más intensas u oscuras, pueda llevar a pensar que no es
una buena historia pero para mí es todo lo contrario. El profesor de
francés es una novela que me ha sorprendido muy gratamente, que me
ha hecho pasar un muy buen rato con sus diálogos ingeniosos,
brillantes, con una historia irreverente, atípica pero a la vez
emotiva, con unos personajes aún más irreverentes y atípicos. Él
un duque de raíces un tanto oscuras, con un pasado misterioso, que
no sólo estuvo en el ejército sino que ha trampeado, engañado y
mentido... Ella una joven soltera comprometida y abandonada tres
veces cuya preocupación por el toro Hubert le importa más que un
posible nuevo prometido.
No añado más, no sé si con todo lo
que he contado he logrado transmitir por qué me ha gustado El
profesor de francés. Pero es una novela que por su ingenio, por ese
carácter un poco mordaz y chispeante y, sobre todo, por esa atípica
y excéntrica como es la historia de Trevelyan y Lady Callista, me ha
calado mucho.
Para mí es una muy buena novela.
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