Título original: Nothing but trouble
5º Equipo de hockey Chinooks
Autora: Rachel Gibson
Género: Romántica contemporánea
Editorial: Phoebe
Año publicación: Marzo 2013
Mark
Bressler era el capitán de los Chinooks cuando el equipo disputaba
los playoffs, pero un terrible accidente de tráfico, que casi le
cuesta la vida, lo apartó de la competición. Finalmente lograron la
victoria, y una nueva Stanley cup para el equipo. Pero sin Mark.
Cuando da comienzo la novela, Bressler se encuentra en una rueda de
prensa junto a Ty Savage, el jugador que lo sustituyó como capitán
y con el que no ha tenido sus más y sus menos. Trata de aparentar
alegría por la victoria del equipo y sortea las preguntas sobre su
futuro.
A raíz
del accidente no podrá volver a jugar al hockey.
Y a los
treinta y ocho, tras toda una vida como deportista y jugador de los
Chinooks, se abre un incierto camino para él. Pero lo cierto es que
la victoria no la siente suya y el Mark que se nos describe es un
hombre distante y amargado.
Chelsea
Ross es la última asistenta social, de una larga lista, contratada
por los Chinooks. Ninguna dura en el empleo demasiado tiempo. O bien
Mark las despide o les hace la vida imposible para que dejen el
trabajo. Chelsea es en realidad actriz, aunque hasta el momento su
carrera no ha despegado aún. No ha pasado de pequeños papeles o de
extra en películas de terror. Su imagen de chica sexy no la ha
ayudado a que los productores y directores de cine vean en ella algo
más que un cuerpo para interpretar papeles de chica sexy y
desinhibida.
Gracias
a su hermana gemela, Bo, que trabaja en las relaciones públicas de
los Chinooks, Chelsea consigue el trabajo de asistenta de Mark
Bressler. Ya desde el primer encuentro entre ellos queda claro que
Mark no piensa ponérselo fácil, más bien al contrario. Así como
hiciera con sus predecesoras le hará la vida imposible para que
dimita.
Pero
Chelsea tiene motivos más que suficientes para aferrarse a ese
trabajo y a la suculenta cifra que le han ofrecido si consigue
permanecer en dicho puesto hasta que el contrato expire. Así que el
invencible ex-jugador de los Chinooks tiene ante él a una oponente
bajita y sexy, pero muy dura de roer.
De
todas las novelas que componen la saga de los jugadores de los
Chinooks, para mí Nada más que problemas es una de las más
divertidas y chispeantes que he leído. Durante más de la mitad de
la novela me he encontrado inmersa en una historia que me ha hecho
reír y con ganas. La lucha verbal entre Mark y Chelsea es ingeniosa
y refrescante. Y entre pulla y pulla comienza a aparecer una potente
atracción entre ellos que hace que la novela además de divertida
tenga amor y una buena dosis de sensualidad.
Tal vez
las historias de Rachel Gibson puedan parecer un poco superficiales.
En el caso de Nada más que problemas diría que incluso excéntrica
(hay escenas con las que destornillas de la risa) pero, bajo la
superficie, hay dos personajes que no son tan duros como parecen y
que también ellos, como todos, tienen sentimientos, miedos e
inseguridades que les hacen ser un poco vulnerables.
A
diferencia de otras novelas de la saga, ésta más que en la
competición deportiva se centra en qué sucede con un jugador que
abandona la práctica del deporte. Y qué sucede cuando debe hacerlo
antes de lo planeado, por cuestiones médicas. Qué sucede con
alguien como Mark Bressler.
Lo
cierto es que durante gran parte de la novela, se nos describe a un
hombre que vive con grandes dolores físicos, con la mente embotada
por la medicación que debe tomar y con un carácter agrio. Pero
enfrente se topa con alguien como Chelsea.
Chelsea
es chispeante, un soplo de aire fresco en la vida de Mark, aunque al
principio, tal vez, él no se percate de ello. Es una mujer que tiene
muy claro qué quiere hacer con su vida, aunque sus metas son
difíciles de lograr. Ha vivido durante años en California, tratando
de hacerse un hueco como actriz, pero no ha pasado de pequeños
papeles en películas de terror bastante malas. Cuando las cosas no
le fueron muy bien comenzó a trabajar como asistente de actores y
modelos, a veces soportando insinuaciones muy desagradables. A causa
de su físico, es bajita y con grandes pechos, su imagen no le ha
ayudado demasiado. Por eso ha decidido hacerse una reducción de
pecho. Así que cuando su hermana la recomienda para el puesto de
asistente de Mark Bressler -aunque secretamente desea que abandone
California y sus sueños de actriz- no se lo piensa demasiado.
Con el
ingenio que, en mi opinión, caracteriza a Rachel Gibson, nos
encontramos ante una historia que se hace muy entretenida de leer.
Tal vez podría ser un poco más romántica, ya que gran parte de la
novela se centra en los enfrentamientos verbales y de ingenio entre
Mark y Chelsea, con lo que a veces no hay demasiadas escenas
románticas, pero es una bonita historia. Y poco a poco algo comienza
a nacer entre ellos, dando lugar así a la historia de amor que
esperamos.
No diré
que Nada más que problemas es la mejor de las novelas de Rachel
Gibson, pero sí es una de las que más me ha hecho reír. Sin
embargo, como comento antes, no es una novela tan excéntrica como
pudiera parecer.
Y
además de la Mark y Chelsea cuenta con una historia secundaria
bastante atractiva: la de Bo, la gemela de Chelsea, y Jules.
Chelsea
y Bo son muy diferentes. No físicamente, claro está, aunque también
son bastante opuestas en la forma de vestir y de peinarse. Mientras
Bo es una mujer de blancos y negros, como la describe Chelsea, ella
viste con colores vivos y estridentes -una de cuyas peculiaridades da
lugar a escenas muy divertidas con Mark- y mientras Chelsea lleva el
cabello rubio y rosa, Bo lo lleva oscuro. Pero aparte de eso tienen
metas muy diferentes, lo que cuando comienzan a vivir juntas da lugar
a que entre ellas se produzcan algunas fricciones e incluso
confesiones que terminan hiriendo a Chelsea.
Pero
centrándonos en la historia de amor de Nada más que problemas diré
que me ha gustado mucho. Sí es cierto que al principio la
interacción entre Mark y Chelsea es más una lucha de voluntades, él
trata de hacerle la vida imposible para que dimita y ella haciendo
gala de un carácter tal vez un poco infantil le planta cara y, a su
vez, también comienza a molestarlo a él. Sin embargo, también como
digo antes, es para mí una de las novelas más divertidas que he
leído de los Chinooks.
Me ha
gustado como nos va describiendo la evolución que sufre Mark. Como
Chelsea contribuye a ello haciéndole observaciones que tal vez otros
a su alrededor no se atreven. Con sus observaciones puntillosas y con
su determinación por mantener su trabajo empuja a Mark a hacer cosas
que ni se había planteado. Me ha gustado especialmente el papel que
juega el pequeño Derek en esto.
Pese a
la temática que cuenta, Nothing but trouble no es ni mucho menos una
novela con una fuerte carga emocional. Sí se nos describe a un
deportista un poco amargado por no poder continuar con su profesión,
un hombre que no cree en el amor y que no sabe qué hacer con su
vida. Pero es una historia divertida, sencilla, franca que habla de
personas que renacen, de nuevos comienzos y de cambios.
En fin,
que para mí es una de las novelas de Rachel Gibson con las que más
he disfrutado. No será la mejor, pero pasa a formar parte de las que
leeré y releeré muchas veces.
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