Título original: To desire a devil
4º Legend of Four soldiers
Autora: Elizabeth Hoyt
Editorial: Warner books
Año publicación: 2009
4º
Legend of the Four Soldiers
Después
de que el 28º Regimiento fuera emboscado y masacrado en Spinner's
fall, después de pasar siete años en cautividad, Reynaud St. Aubyn,
el heredero del Conde de Blanchard, ha regresado a Londres.
Lo
hace bajo el delirio de las fiebres, con mirada turbia y apariencia
perturbada. Lleva un cuchillo sujeto al cinto y la cara tatuada.
Cuando
irrumpe en la mansión familiar, en mitad de una reunión social,
escandaliza al actual Conde, al servicio y a todos sus aristócratas
invitados. Y, claro está, se convierte en la comidilla social.
Más
aún cuando vocifera su identidad: ¡¡Reynaud St. Aubyn!!
Pero
con su hermana Emeline en las Colonias, nadie reconoce al hijo del
anterior Conde en el hombre medio civilizado que dice ser Reynaud St.
Aubyn. Nadie excepto Beatrice Corning, la sobrina del actual conde,
que heredó el Condado tras darse por muerto a Reynaud, y que lo
reconoce por sus ojos.
Pero
para recuperar el título y el lugar que legítimamente le
corresponde, St. Aubyn debe demostrar no sólo su identidad sino su
cordura.
Sólo
Beatrice cree que se trata del hombre que dice ser, pese a que poco
queda del apuesto y elegante caballero del retrato que ha presidido
la sala de la mansión durante años. Un retrato que Bea ha observado
y estudiado durante años, un rostro que ha permanecido grabado en su
corazón desde que pisó la mansión por primera vez.
Beatrice
es una dulce y bella dama inglesa, Reynaud casi un salvaje sin
civilizar que, durante su cautiverio, ha perdido el refinamiento que
le fue inculcado desde la cuna. Pero la atracción entre ellos es tan
visible como la niebla sobre Londres.
Siendo
así, ¿será capaz la inocencia de Beatrice suficiente para domar a
ese hombre que ha regresado de entre los muertos?
Confieso
que tenía muchísimas ganas de leer esta novela. Visto que, al
parecer, si no estoy equivocada, no está de momento en la
programación más inmediata de 2013, he decidido no quedarme con la
intriga y leerla en inglés.
Entre
las novelas que más me gustan están esas que, cuán la bella y la
bestia, nos cuentan una historia con sabor a cuento, con una dulce y
hermosa dama y un héroe atormentado (incluso de aspecto salvaje como
este caso). To desire a devil, la largamente esperada historia de
Reynaud St. Aubyn, y última de la saga de la leyenda de los cuatro
soldados es una de ellas.
Después
de estar en suspense, conjeturando sobre la identidad del traidor de
Spinner's fall y, tras leer Domar a un salvaje, en el que todo
parecía apuntar a que el traidor podía tratarse del propio Reynaud
St. Aubyn -ya que según se especula, se sabe que éste era hijo de
madre francesa (como St. Aubyn)- y leída esta novela -y sé que
probablemente seré una excepción- debo decir que la novela no ha
sido lo que esperaba.
To
desire a devil es una historia que reúne algunos de los elementos
que, en mi opinión, ayudan a crear una gran novela: un héroe
atormentado y a medio civilizar, una heroína dulce y soñadora, una
traición a desentrañar, un entorno social y político interesante y
enriquecedor para la trama, secretos, amor, pasión y personajes
secundarios capaces de robar protagonismo a Bea y Reynaud.
Pero,
pese a todo a ello, no he sentido los sentimientos a flor de piel
como me sucedió con Domar a un salvaje. No he sentido la necesidad
imperiosa de leer y leer hasta conocer el final (en ocasiones salvo
para descubrir el nombre del traidor y las razones subyacentes a su
traición).
Pero
como decir que una novela te ha gustado o no sin esgrimir argumentos
no me parece de gran ayuda, trataré de explicarme.
La
historia en sí me parece bonita, interesante. El entorno
sociopolítico que se desgrana y rodea a los protagonistas me ha
encantado. Lamento que no tuviera más peso, que no llenara más
páginas porque es fascinante.
Sin
embargo, en cuanto a la historia de amor en sí, a medida que leía
cada vez se diluía más la imagen que tenía de un protagonista
atormentado, torturado y alienado por la sociedad. Que sí lo es, en
realidad, pero su actitud, en ocasiones se me ha antojado más de un
niño recalcitrante enfadado por una injusticia. Que sí, que ha
sufrido dicha injusticia. Pero igual me daba esa sensación. No lo
puedo remediar.
En
cuanto a Beatrice, en líneas generales me ha gustado por su carácter
leal y romántico, pero hay algo que me ha chocado un poco. Bueno...
en realidad es algo que puedo extrapolar a muchas otras novelas
históricas que caen en la mismo: Beatrice es una dama que ha sido
educada para ser dulce, sumisa y recatada. No conoce la pasión ni el
amor. Y aunque en cierto modo ha estado enamorada de Reynaud desde
que vio su retrato, apenas convive con él un tiempo, se olvida de
sus principios, educación y la estricta moral que se le ha inculcado
y, como suele decirse, se lía al manta a la cabeza sin sufrir
demasiada indecisión y mucho menos remordimiento.
A
mí, particularmente, este hecho ha llegado un punto que me resulta
un poco poco previsible, ya lo espero.
Por
ello lo que realmente he añorado es que existiera una seducción más
larga, más sensual por la incertidumbre, sin una rendición -si se
la puede llamar así- tan prematura.
Esto,
en realidad, no es una crítica a esta novela, sino una reflexión
mía que, creo, podría extrapolar a muchas otras. Por eso, a lo
mejor, incluso este comentario sobra...
Como
sea, reitero que To desire a devil es una novela que, a priori, creo
que tiene mucho para seducir a las lectoras de romántica que
disfrutan con este tipo de historias con héroes atormentados y
traiciones. Sólo es que a mí las que me llegan al corazón son de
otro tipo...
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