Título original: The revenge of Lord Eberlin
2º Los secretos de Hadley Green
Autora: Julia London
Género: Romántica histórica (Regencia)
Editorial: Esencia
Fecha publicación: Abril 2013
Quince
años atrás, el testimonio de una niña de ocho años, Lily Boudine,
la pupila de los Condes de Ashwood, fue determinante para acusar a
Joseph Scott del robo de las joyas Ashwood y, por ello, fue
encontrado culpable y condenado a la horca.
Lily
siempre se ha resentido del papel que, involuntariamente, desempeñó
en aquel juicio. Los recuerdos no sólo de la noche del robo, sino de
aquella época, le han perseguido desde entonces. Por esa razón no
acogió con agrado convertirse en la heredera de Ashwood y verse
obligada a regresar a Hadley Green. Pero tras la charada representada
por Keira y tras su necesaria huida a Irlanda, Lily debe ocupar su
legítimo lugar como la condesa de Ashwood, salvar sus tierras y el
porvenir de su gente.
La
llegada de Lord Eberlin, que ha adquirido Tiber Park, la finca
colindante, ha sembrado el caos. El misterioso conde danés parece
determinado a llevar a la ruina a Ashwood, robándole terratenientes,
las tierras más fértiles y construyendo un molino que compita con
el suyo.
Pero
detrás del nombre de Lord Eberlin se esconde Tobin Scott, el hijo de
Joseph Scott, quien ha regresado a Hadley Green decidido a vengar la
muerte de su padre y la injusticia que supuso la ruina y el exilio de
su familia.
Tobin
ha hecho su fortuna traficando con armas. Fue así como compró el
título a un endeudado conde danés. Sus planes son claros, están
minuciosamente esbozados: arruinará Ashwood, a la que más tarde
indulta a cambio de la deshonra de Lily. Pero aún tiene más en
mente: hará que todos aquellos nobles que los despreciaron y
obligaron a abandonar Hadley Green lo adulen y agasajen como el conde
que ahora es.
Tras
leer El año que nos amamos peligrosamente, estaba impaciente por
disfrutar de la segunda novela de Los secretos de Hadley Green.
Las
historias de venganzas tienen algo que me resulta irresistible. Tal
vez se deba a que, hace años, se publicaron algunas de las mejores
novelas sobre venganzas que he leído y, en el fondo, las echaba un
poco en falta.
La
venganza de Lord Eberlin dista un poco de aquellas turbulentas y
apasionadas novelas de amor y odio, pero, confieso, que me ha
mantenido en vilo y con el corazón encogido durante gran parte de
la lectura. No destila la violencia ni la amargura de las novelas de
venganzas de antaño -las había realmente angustiosas- pero a mí me
ha gustado mucho. Y como con su predecesora, he encontrado una
historia a ratos divertida, a ratos turbulenta, que te va envolviendo
poco a poco, hasta que, sin percatarte, has llegado a la última
página.
De
entrada contamos con un protagonista masculino que está a años luz
del prototipo de héroe romántico. Hablo del que podría ser un
hombre fuerte, protector y pelín rufián. Tobin Scott, por el
contrario, resulta a menudo odioso, y no el sentido agradable -si es
que lo hubiera- de la palabra.
Su
comportamiento durante gran parte la novela es atroz. Hacia Lily,
hacia las tierras de Ashwood. Cuando desenmascaró a Keira y la
amenazó con denunciarla ya nos hicimos una pequeña idea de su
carácter, pero, en este libro, comprobamos que aún es capaz de
mucho más lejos.
Sin
embargo bajo esa fachada, casi inhumana, que muestra se esconde el
pequeño Tobin Scott, el guardián de Lily. Juntos compartieron en el
pasado algunos momentos, aunque cada uno los vivió de una manera y
el recuerdo que permanece es diferente. Pero ese pasado en común
terminará por unirlos un poco.
La
imagen que tenía de Lily era la de una joven frívola, coqueta y un
poco mimada. Pero lo cierto es que, como la condesa de Ashwood, es
una rival formidable. Valiente, decidida y descarada, planta cara al
impenitente Lord Eberlin. Lo que propicia escenas de esas que te
mantienen en vilo, expectante, incapaz de dejar de leer.
Además
la novela cuenta con una serie de personajes secundarios a remarcar:
desde la pequeña y parlanchina Lucy, que al menos a mí me ganó con
su cháchara incesante, Charity Scott, a algunas de las damas de
Hadley Green, como Daria Babcock, los Orgley, los Morton, los duques
de Darlington, Lord y Lady Harncostle, el señor Fish o ese escocés
grandullón, Mackenzie, que con cada novela me gusta más. Juntos,
dan lugar a una trama repleta de diálogos, complots, chismes, dimes
y diretes que me han hecho pasar una lectura deliciosa.
De modo
que, pese a que como digo antes, lejos está de parecerse a aquellas
intensas y a veces desgarradoras novelas de venganzas de antaño, la
historia de Lily y Tobin me ha conquistado. Pese a que de entrada el
protagonista masculino no parezca ser capaz de despertar muchas
simpatías, poco a poco ha ido ganándose un pedacito de mi corazón.
La razón son, principalmente, varias escenas en que la coraza que lo
recubre comienza a resquebrajarse; la razón es la dulzura que, para
mi sorpresa, ha mostrado en alguna, rara, ocasión. La razón es que,
a la postre, los héroes atormentados y vengativos tienen algo de por
sí que me resulta irresistible. Incluso los que parecen lejos de la
redención, como Tobin Scott.
Además,
poco a poco, va desvelándose más sobre los acontecimientos
ocurridos en 1792, alrededor del robo de las joyas Ashwood, y la
muerte de Scott. La historia de la tía Althea y Joseph Scott, al
menos a mí, me ha dejado aún más con el corazón en un puño.
¡Lástima que al acabar el libro sigamos con un montón de
interrogantes en el aire!
La
venganza de Lord Eberlin es una novela que, sin ser tan apasionada ni
violenta como aquellas antiguas, con una cobertura más dulce, más
divertida pero no exenta de amargura, me ha envuelto en sus páginas
casi como hechizada.
Creo
que es una buena historia, con diálogos entretenidos.
Es
romántica, hay cierta dosis de humor, secretos a desvelar, una
venganza largamente esperada.
A mí
me ha bastado para cerrar el libro feliz pero, a la vez, con pena por
acabarlo.
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