Título original: Dead giveaway
2º Stillwater
Autora: Brenda Novak
Género: Suspense romántico/thriller
Fecha publicación: 2009
Tal
como demuestran los acontecimientos desarrollados en la anterior
novela, Silencio mortal, la desaparición del reverendo Barker está
lejos de olvidarse. Aun diecinueve años después los habitantes de
Stillwater siguen sospechando que Clay Montgomery, el hijastro de
Barker, acabó con su vida.
El
que sea señalado como el asesino de Lee Barker, un icono de la
comunidad, no contribuye a ser aceptado por sus vecinos.
Clay
sigue viviendo en la granja que un día perteneciera al reverendo. Su
vida es bastante solitaria. En apariencia es un hombre frío, oscuro
e intimidante. Esconde muchos secretos, el más grande es lo que
sucedió aquella noche, diecinueve años atrás.
Apenas
tenía dieciséis años cuando tuvo que hacerse cargo de su familia:
de su madre y sus tres hermanas. Sin el reverendo, que tampoco se
encargaba demasiado de la granja, es el único referente masculino
para todas ellas. Tanto las responsabilidades de velar por su familia
y evitar que fueran separados por los Servicios Sociales, como el
peso que carga en su alma por la muerte del reverendo, Clay
Montgomery dejó de su juventud atrás a muy temprana edad. Primero
cuando tenía diez años y su padre los abandonó; más tarde cuando
no pudo proteger a su hermana Grace y se convirtió cómplice de un
crimen.
Los
años han pasado, pero Clay sigue sintiéndose culpable y responsable
de no haber velado de Grace.
Allie
McCormick es la hija del jefe de policía de Stillwater. Ha trabajado
en Chicago como inspectora experta en casos antiguos. Tras su
divorcio, regresa para trabajar con la policía de allí y pasa a
encargarse de viejos casos. Entre ellos el de la desaparición de Lee
Barker.
Enseguida
se percata que hay dos bandos claros y definidos: el de quienes
acusan a Clay Montgomery como el asesino y el de que creen que es
mejor dejar el caso y no remover más el pasado. Pero Allie cree
poder resolverlo haciendo uso de su pericia y experiencia como
policía científica en Chicago.
Cuando
conoce a Clay Montgomery, el principal sospechoso, su instinto le
dice que no era un hombre capaz de matar a sangre fría. Pese a que
la hostilidad de sus vecinos no les deja ver, es evidente que es un
hombre protector que vela por los más débiles; pero también es
hermético, solitario y un poco sombrío.
Nada,
ni siquiera eso, puede evitar que Allie McCormick se sienta atraída
por el hombre al que investiga, el sospechoso de la desaparición del
reverendo Barker.
Desde
la anterior novela sentí cierta debilidad por Clay. Es el prototipo
de héroe misterioso, protector y un poco oscuro. Durante años ha
sido señalado como el asesino de Lee Barker, pese a que nunca han
hallado pruebas incriminatorias y pese a que sólo contaba con
dieciséis años cuando desapareció.
Algo
que me ha encantado de la caracterización que Brenda Novak hace de
Clay -y tal vez sea ésa la razón por la que sienta debilidad por
él- es que pese a que en circunstancias normales -no sería extraño
después de todo- sería lógico que fuese un hombre amargado e
insensible, es todo lo que contrario. Debajo de esa apariencia
distante y fría se esconde un hombre con anhelos y sueños que
sacrifica por su madre y hermana. Y ante todo es un hombre que desea
una familia.
Creo
que ya nos hicimos una idea de cómo era en Silencio mortal, pero
ahora, en esta novela, parte de esa coraza que lleva se resquebraja
un poco. Por un lado porque descubrimos que tan profunda es la
culpabilidad que siente por Grace, por otro porque se nos muestra una
faceta desconocida de él hasta ahora: el cariño por los niños. No
sólo lo vemos con sus sobrinos -me parece preciosa la escena en que
piensa en su sobrina- sino con Whitney, la hija de Allie.
La
historia romántica en sí me ha parecido muy bonita. Aunque de
entrada parecía una trama un poco previsible: el sospechoso de
asesinato y la inspectora del caso que se sienten atraídos, lo
cierto es que me ha atrapado página tras página y me ha hecho
sentir mariposillas en el estómago.
Sin
embargo no desaparece esa parte más sórdida en la que se descubre
que la depravación del reverendo es mayor aún de lo que parecía.
Que ya lo era, pero cuando el caso del reverendo se reabre,
descubrimientos asombrosos ven la luz, propiciando que los hechos
acontecidos se esclarezcan un poco más para las lectoras.
Además,
aunque en un segundo plano, vemos cómo es la vida de Grace desde que
se casó con Kennedy. Han transcurrido unos meses desde el fin de
Silencio mortal y podemos vislumbrar cómo el proceso de sanación de
Grace sigue su curso, cómo es su vida junto a Kennedy, Heath y
Teddy.
También,
en segundo plano, conocemos más de otros personajes secundarios:
habiendo descubierto ya con quien mantiene una relación Irene
Montgomery y siendo cuál es la identidad del hombre hacen que la
novela sea un poco más compleja.
Nuevamente
Joe Vincelli es el antagonista de la novela. Cree que Clay asesinó a
su tío y el odio que siente por Grace sigue motivando su obsesión
por destruir a su familia.
Poco
a poco el cerco se estrecha y cada vez resulta más difícil creer
que no se descubra qué sucedió aquella noche y qué papel
representan los Montgomery en la desaparición del reverendo. Es algo
que, sin duda, a las lectoras nos provoca un poco de preocupación o
angustia, ya que, estamos ante una de esas historias en que
desearíamos que el crimen no fuera resuelto.
Estoy
intrigadísima por saber qué depara la tercera y última novela.
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