Serie Gideon's Cove
Autora: Kristan Higgins
Género: Romántica contemporánea
Editorial: HQN Harlequín
Fecha publicación: Enero 2013
Maggie
Beaumont no tiene suerte con el amor. Llega a tal punto su mala
fortuna que en Gideon's Cove se la conoce a causa de ello. Su novio
del instituto rompió con ella de manera pública, apareció del
brazo de su nueva novia sin avisar a la anterior, es decir Maggie,
que había sido sustituida. A lo largo de los años su fortuna no ha
cambiado, hasta que la llegada de un recién llegado al pueblo hace
creer a Maggie que ha encontrado al hombre perfecto: irlandés,
apuesto, galante, considerado... lo malo es que se trato del padre
Tim, el nuevo párroco, y Maggie no lo descubre hasta que todo
Gideon's Cove proclama el nombre del nuevo amor de la joven, lo que ocurre en plena iglesia.
Al
ser testigo, y sintiéndose un poco responsable, de que Maggie haya
sido abochornada en público, el propio padre Tim trata de ayudar a
la joven a conocer a un hombre, libre, con el que pueda iniciar una
relación. Así da comienzo una serie de desastrosas primeras citas
para Maggie, que sigue sin encontrar al hombre adecuado. Hasta que se
percata que, tal ve, el hombre adecuado haya estado delante de ella
durante mucho tiempo sin que le haya prestado atención. ¿Podría
tratarse de ese silencioso y solitario pescador, Malone?
Si
no conoces el tipo de novelas que escribe Kristan Higgins, tal vez, a
primera vista Tirando del anzuelo no prometa ser sino una disparatada
y divertida novela. Pero, lo cierto, es que es más que eso. Es una
historia dulce, romántica y preñada de emociones, tan intensas que
nublan los sentidos y traspasan el papel.
Tanto
es así que es una de las que conservo con especial cariño de entre
todas las de esta autora.
Es,
además, la primera que escribió ambientada en ese pueblo marítimo,
Gideon's Cove, que ya entonces me sedujo.
Como
es habitual en la inmensa mayoría de novelas de Kristan Higgins,
Tirando del anzuelo está narrada en primera persona. De modo que
vivimos esta historia a través de los ojos de Maggie Beaumont.
Maggie
es dulce, cariñosa y confiada, es buena hija, buena hermana, buena
tía y buena vecina. Es compasiva y una amiga leal. Pero este dechado
de virtudes no ha tenido mucha suerte en el amor.
A
sus treinta dos años no ha encontrado al hombre con el que
compartir su vida, como Christy, su hermana gemela. Vive con
Sargento, un perro viejecito y entrañable, aquejado ya de numerosos
achaques, que es su compañero de fatigas y leal paño de lágrimas.
Pese
a que es habitual que las protagonistas femeninas de esta autora
tengan un perro o gato por mascota, y a que estos se conviertan en un
personaje más -Kristan Higgins los describe con tal cariño y
cercanía que, como digo, son un personaje más- sin duda Sargento es
uno de los más entrañables y que más se ha ganado el corazón de
las lectoras.
Malone
es un pescador un tanto solitario al que Maggie conoce a través de
Jonas, su hermano menor, que también es pescador. Ambos tienen
amarrados sus barcos muy cerca el uno del otro. Al principio Maggie
no se fija en Malone, al contrario, le resulta casi invisible y le
molesta que la gente crea que está interesado en ella.
Entre
que Maggie lo ignora y que sólo conocemos su punto de vista, Malone
es un gran misterio para nosotras, pues no sabemos a ciencia cierta
si siente algo por Maggie. Además, es tan parco en palabras que casi
parece parte del decorado, como suele decirse.
Pero
de repente Maggie coincide con él una noche donde, en cierto modo,
Malone la socorre y, a partir de ahí, comienza a verlo de otra
manera. Aun así no quiere reconocer que, tal vez, Malone pueda ser
justo el hombre que busca, hasta que sucede algo que, obviamente, no
desvelaré, pero que hace a Maggie abrir los ojos y ver, por primera
vez, a Malone.
Con
el tono hogareño, costumbrista y cercano con el que la autora nos
describe a los diferentes vecinos de Gideon's Cove, nos vamos
adentrando en ese pueblo marítimo y quedamos hechizadas por la
preciosa y conmovedora historia de Maggie Beaumont, del buenazo de
Sargento, del misterioso y hosco Malone, del joven Jonas, de Chantal,
la amiga de Maggie, de Christy y, también, del matrimonio Beaumont
que se convierten en protagonistas de una de las tramas secundarias.
El
resultado es, en mi opinión, una novela preciosa, romántica, cálida
y en ocasiones amarga, que te trasporta a Gideon's Cove, al café
donde degustas el café y la tarta de arándanos, donde te encariñas
de Georgie o de la anciana señora Kardinsky, o paseas por el puerto; donde
descubres que el amor aparece cuando menos te lo esperas y con la
persona que menos podías imaginar; donde página a página te
sientes parte de esa comunidad y lo cierras, con pena, pero con una
sonrisa en los labios.
Para
mí Tirando del anzuelo es una historia cercana, humana, de esas que
te dejan con mariposillas en el estómago, protagonizada por personas
complejas, imperfectas que se equivocan, pero que también logran
conmoverte. Una novela de la que prefiero contar más bien poco, pero
que, en mi humilde opinión, no hay que perderse.
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