Título: When the Duke was wicked
1º Scandalous gentlemen of St. James
Autora: Lorraine Heath
Género: Romántica histórica
Editorial: Avon Books
Fecha de publicación: Febrero 2014
When
the Duke was wicked es la primera novela de la nueva serie de
Lorraine Heath, cuyos protagonistas son los hijos de los que fueran
apodados lo huérfanos de St. James. Al contrario que sus
progenitores, no se han criado en los bajos fondos londinenses, sino
que han disfrutado de los privilegios de su posición y título, pero
sus vidas han tomado un rumbo que los ha convertido no sólo en los
solteros más elegibles de Inglaterra, sino en los de más
escandalosa y negra reputación. Como es el caso del Duque de
Lovingdon. Lo conocimos en Desear al diablo como al pequeño Henry,
el hijo de Lady Olivia y el difunto Duque de Lovingdon. Con el paso
de los años Henry ha ocupado su lugar en la sociedad como el Duque
de Lovingdon.
Como
hiciera la serie de los huérfanos de St. James, la novela se inicia
con un extracto del diario del joven Duque. Unas líneas
desgarradoras, donde se relata como en su joven vida ha sufrido la
devastación de amar y perder a su esposa e hija. Hasta entonces,
Lovingdon fue un hombre prudente, abnegado y comprometido, pero tras
enviudar abandona esa vida discreta para abrir los brazos a una
disoluta, donde vive por y para la búsqueda hedonista de su placer.
Lady
Grace es la hija de Frannie y el Duque de Greystone. Grace desea
casarse para ver feliz a su padre y, a su vez, que él la vea a ella.
Por ello ha decidido no postergar demasiado la elección de marido y
encontrar uno antes del fin de la temporada. El problema radica en
que dado que es la hija de uno de los Duques más poderosos de
Inglaterra y dado que la acompaña una cuantiosa dote, no sabe
diferenciar entre sus numerosos pretendientes, quienes tienen un
interés sincero en ella y quienes sólo persiguen su herencia. Así
que decide recurrir a su amigo de la infancia, el Duque de Lovingdon.
Siendo él mismo un calavera de negra reputación, ¿quién mejor
podrá enseñarle a diferenciar a un hombre de intenciones honestas
de uno que no?
Lovingdon
no está muy interesado en la labor de ayudar a la pequeña Grace a
encontrar marido. Eso significaría regresar a la vida social, a los
bailes y reuniones donde inocentes debutantes buscan marido y
convertirse en el objetivo de muchas de ellas. El Duque
no desea volver a casarse, pero finalmente accede a los ruegos de Grace. Después de todo,
él está habituado a las estratagemas de los calaveras para hacerse
con el favor de una mujer. Simplemente tiene que enseñar a la
adorable Grace a distinguir los sentimientos honestos de los falsos.
¿Y qué mejor manera que enseñarle sus propias deshonestas intenciones?
¿Y qué mejor manera que enseñarle sus propias deshonestas intenciones?
Pero
las lecciones los conducen a un sendero que no esperaba cuando se
percata que la pequeña Grace ya es una mujer preciosa y adorable. De
modo que tal vez Lovingdon deba hacer la apuesta desesperada de su
vida: abrir su corazón o arriesgarse a perder a Grace.
Hace
tiempo que no leo tengo tanto como solía leer antes por razones que
no viene al caso comentar aquí, así que son muchas las novelas que
tengo a la espera de poder disfrutar de ellas. Pero cuando supe que
Lorraine Heath había comenzado una nueva saga, no me lo pensé
demasiado y decidí no postergar la lectura.
Si
soy sincera, al ver que se trataba de un spin-off de Los huérfanos
de St. James, no esperaba encontrar una historia que me calara
demasiado, puesto que una de las razones por las que me atrapó la
anterior serie radica en que eran niños que se criaron en los bajos
fondos como ladronzuelos. Pero me venció la curiosidad y para mi
sorpresa, When the Duke was wicked ha supuesto toda una revelación.
Tanto es así que se ha convertido en una de mis novelas preferidas
de Lorraine Heath. De hecho es, de todas cuantas he leído, la que más me
ha cautivado, emocionado y llegado al corazón.
Porque
es, sencillamente, una historia preciosa, romántica, desgarradora
que a la vez desborda dulzura y te deja con los sentimientos a flor
de piel. Al menos a mí lo ha hecho.
¡Qué
maravilla de historia es la de Grace y Lovingdon!
Quedé
atrapada en la lectura desde las primeras páginas del diario del
Duque de Lovingdon que, devastado por el dolor y sintiéndose
desamparado por Dios, jura dedicar su vida a la búsqueda egoísta de
su placer. No volverá a amar ni a sufrir.
Pero
si Lovingdon me dejó con el corazón encogido desde el principio,
Grace no ha sido menos. En el caso de la heroína de esta novela, fue
más paulatino el proceso de encariñarme con ella. Porque a primera
vista Grace es bonita, vivaz, inteligente y dulce. Es el ojito
derecho del Duque de Greystone y, a su vez, la muchacha adora a su
padre. Si no habéis leído la historia de Frannie y Greystone, tal
vez, no conozcáis algunos detalles de la vida del Duque por los que
pasaré de puntillas, obviamente. Pero en ellos están las raíces
del porqué Grace desea casarse cuanto antes.
Sin
embargo Grace desea casarse por amor, así como lo hicieron sus
padres. Muy jovencita se enamoró pero ese amor no fue correspondido
y pese a que le dejó con el corazón roto, al contrario que
Lovingdon, ella es de la convicción que es preferible conocer el
amor, dure lo que dure, antes que no haberlo conocido jamás.
Porque
Grace desea amar, con una fuerza que te encoge el corazón.
Enseguida
te percatas que Grace no es la típica debutante que busca marido
porque es su deber. Es una joven adelantada a su época, que nos
permite vislumbrar una vena feminista y reivindicativa. Además al
haber crecido cerca de Lovingdon, Drake -el niño que Frannie y
Greystone salvaron de las calles-, Langdon, Avendale y sus propios
hermanos sabe jugar, apostar y hacer trampas a las cartas también
como cualquiera de ellos y, de cuando en cuando, se escapa a fumar a
escondidas junto a su gran amiga Minerva (la hermana de Lovingdon).
Pero,
aparte del desamor, Grace también ha sufrido un terrible golpe en su
vida. La muchacha guarda celosamente un secreto, a causa del que cree
es difícil que un hombre la ame. Tal vez sí al principio, eso si su
cuantiosa dote no es otra de las razones que lo atraen, pero ¿qué
sucederá una vez lo descubra?
Por
ello necesita tan desesperadamente la ayuda de Lovingdon, para que le
ayude a diferenciar al trigo de la paja, los hombres honestos de los
rufianes como él mismo. Mas existe otra razón por la que recurre al
duque. En su fuero interno Grace desea que Lovingdon regrese al
corazón de una sociedad que lo extraña y, así, no ver sufrir a
Lady Olivia ante el exilio autoimpuesto por su hijo. Y, también, a
qué negarlo, porque la propia Grace desea volver a ver al joven
caballero de brillante armadura que la defendía en su niñez, que la
apodó “pequeña rosa roja”.
No
deseo ni puedo contar más. Ni cuál es el secreto de Grace, ni qué
acontece para que Lovingdon acabe aceptando ayudarla, ni en qué
desencadena la presencia del Duque en la escena social como protector
de Lady Mawbry.
Sólo
decir que pese a que el título no me ha agradado demasiado, creo que
no hace justicia a tan preciosa historia, When the duke was wicked es
una de las novelas más bonitas que he leído en lo que llevamos de
año. Es dulce y romántica, pero a la vez entrelaza puntadas amargas
que te dejan con el corazón en un puño. Mas, al final, todo
sufrimiento merece la pena porque he terminado el libro con una
sonrisa en los labios y esa sensación, embriagadora e
indescriptible, que sólo me dejan las grandes historias de amor.
Esas que atesoro y releo cada cierto tiempo. Esas que, en mi humilde
opinión, pasarán a convertirse en una pequeña gema preciosa de la
novela romántica.